5 caminos increíbles para que pueda hacer cabalgando

¡Conozca lindos y emocionantes caminos brasileños para explorar montado a caballo!

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Un jeans, botas de montaña, buena disposición y un caballo. Un largo camino, lleno de arbustos naturales, belleza salvaje, vistas increíbles, bosques densos, puestas de sol y playas de arenas blancas, lo esperan, ¡viajero jinete! Incluso los más acostumbrados a los ruidos de la ciudad se alegran con el sonido de la herradura del caballo en el asfalto.

¡Ajuste la montura, separe el sombrero, suba al caballo y siga el camino!

Itanhandu – Minas Gerais

En Itanhandu, a casi 300 km de Belo Horizonte, se puede disfrutar de paseos encantadores en la zona rural. Hay varias opciones de itinerarios, que incluyen nadar en cascadas, en los pozos naturales de agua limpia, bosques vírgenes y bellos paisajes. A 20 km del municipio, se encuentra la naciente del Rio Verde, en lo alto de la Serra da Mantiqueira.

Serra da Mantiqueira – Rio de Janeiro

Serra da Mantiqueira es uno de los lugares para hacer cabalgatas más famosos del país. Con diferentes tipos de vegetación, pequeños caminos de tierra y lugares donde el sol no penetra en la espesura del bosque, tiene un "Corredor ecológico", con el primer Parque Nacional y mucha naturaleza reservada.

Itu – São Paulo

En Itú, a casi 80 km de la ciudad de São Paulo, se lleva a cabo la tradicional Cabalgata de luna llena, donde los visitantes pueden disfrutar de las noches iluminadas, cabalgando a la luz de la luna, en medio de una naturaleza exuberante. El paseo también puede incluir, además de la cabalgata, una cena con música de guitarreros y comida hecha en horno de leña.

Pantanal – Mato Grosso

Dicen que la mejor manera de conocer el Pantanal es cabalgando. No hay senderos definidos, los guías son los mismos peones pantaneiros. Después del paseo, al sonido de los guacamayos azules (guacamayo jacinto), puede mirar hacia atrás y escuchar las historias sobre la rueda, donde se sirve el tereré (bebida fría hecha de mate).

Praia da Pipa – Rio Grande do Norte

Sentir la brisa marítima en el rostro y apreciar la puesta del sol sobre el lomo de un caballo. ¿Hay algo más nostálgico?