Los tesoros ocultos de Pernambuco

Fernando de Noronha, Puerto de Gallinas y Cabo de Santo Agostinho: una experiencia paradisíaca inolvidable.

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Brasil tiene una gran variedad de bellezas naturales casi infinitas – especialmente en sus 7.300 km de costa. Ve, por ejemplo, Pernambuco. Además de ser uno de los estados más ricos en materia de historia, también alberga uno de los destinos más bellos del país.

Ese estado ubicado en el nordeste de Brasil es lleno de sorpresas para los viajeros que buscan una inolvidable experiencia paradisiaca. Y para acrecentar a los escenarios paradisiacos, Pernambuco es, probablemente, la tierra del pueblo más amable de Brasil. En 2012, una encuesta hecha por Johnson & Johnson mostró que para 70% de sus habitantes, la amabilidad es la parte central de la vida, e influye directamente en la cualidad de vida de sus días.

Fernando de Noronha, un paraíso intacto

El archipiélago de Fernando de Noronha es una de las joyas naturales de Brasil. Es Patrimonio Mundial de la UNESCO por una buena razón: sus islas increíbles y playas son hogar de centenares de delfines, tortugas, peces, pájaros y otros animales.

Solo una de las islas es poblada, y mismo así hay un límite de personas que la pueden visitar. La mayoría de los lugares de Fernando de Noronha es prácticamente intacto.

Existen muchas formas de aprovechar la vista y los sonidos de las islas. Puedes hacer una caminata por las rutas, montar a caballo, conducir areneros, surfear o bucear. ¿Ya has nadado junto a una tortuga gigante?

No te olvides de observar la increíble puesta del sol en el Forte dos Remédios, construido en el siglo 18.

Piscinas naturales y cocoteros en Puerto de Gallinas

Cerca de la capital Recife, se ubica Puerto de Gallinas, un antiguo pueblo de pescadores. Ya en la llegada, es imposible no observar los barquitos en el agua. Ellos son su pasaje hacia las piscinas naturales formadas por arrecifes.

El suave paseo en las aguas te lleva a los pequeños paraísos llenos de vida marina, donde puedes nadar o bucear con esnórquel. Si quieres solo aprovechar la vista, ¡sin problemas! Pon tu silla de playa en las arenas de la Praia de Muro Alto y observa el navegar de las balsas mientras disfrutas de la brisa que sopla en los cocoteros.

También puedes irse a la Praia da Vila y quedarse cerca de las tiendas y de los restaurantes.

Historia y naturaleza en Cabo de Santo Agostinho

Otro lugar que se nos quita el aliento es Cabo de Santo Agostinho y sus playas mágicas. En Gaibu puedes caminar entre cocoteros, edificios históricos, iglesias y ruinas, y nadar entre las aguas casi transparentes. La iglesia de Nuestra Señora de Nazaré, construida en el siglo 16, es una ventana para el Brasil Colonial.

Suape cuenta con paseos en barco con maravillosas vistas. Los acantilados son las mayores atracciones en Guadalupe; las más altas alcanzan 15 metros de altura. Tamandaré (un lugar increíble a quien le guste conducir) y Carneiros son cercanas y son los destinos más elegidos por los nativos para relajar.

Si todo lo que buscas (y necesitas) es relajarse en la playa y disfrutar de las vistas increíbles, Pernambuco es el lugar perfecto ti.

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