Si un mineiro lo invita a pasar unos días en su casa no lo piense dos veces: haga sus maletas y vaya a Minas Gerais. Los mineiros están siempre sonriendo, son acogedores y hacen todo lo posible para que usted se sienta como en su casa, como parte de la familia. Con uno de los acentos más simpáticos del país, el mineiro es conocido por usar, en todo lo que dice, la interjección “Uai!”, que, según ellos, sirve para expresar casi todo: sorpresa, espanto, miedo, impaciencia, terror o admiración, o incluso para reforzar lo que se dijo antes, y lo que se va a decir más tarde.

Entre los mineiros, circula una famosa frase que puede justificar los miles de bares repartidos en numerosas esquinas mineiras “, “ya que no hay mar, vamos al bar” (“já que não tem mar, vamos para o bar”). Belo Horizonte, la capital de Minas Gerais, es la ciudad brasileña que tiene el mayor número de bares por habitante, ¿lo puede creer? En un clima acogedor y entre tapas típicas, como el hígado con berenjena o el pastel de angu de milho verde (un caldo espeso de maíz), puede pedir una de las bebidas más populares y genuinamente brasileña: la cachaza. Minas es sinónimo de aguardiente de calidad, así que no deje de pedir una típica cachaza mineira para brindar por el viaje. Incluso, con ella se hace la famosa Caipirinha.

Usted reconoce el estilo mineiro en todo, como en el hecho cariñoso y simpático de “cortar” las palabras, usando el diminutivo para ofrecer ese pedacit de bolo de fubá (pastel de harina de maíz), acompañado por un cafecito pasado el tiempo. O durante el almuerzo, cuando usted comprenderá cuando dicen que el mineiro le sirve a los invitados abundantemente en la mesa: una variedad de condimentos y sabores únicos, el pollo con quimbombó, el tutu de frijol, el col rehogado, el leitão à pururuca (lechón asado crocante), los dulces de calabaza, de leche, y la famosa ambrosía (postre de leche y huevos) que se derrite en la boca. Por la tarde, los panes de queso van a perfumar el ambiente de una forma tan especial que podrá sentir el gusto del queso derritiéndose en la boca, y usted sabrá, en ese momento, que volverá muchas veces más a Minas Gerais.